Repentino

A veces, sin algún motivo al final del arcoiris hay algo de paz que nos toma por sorpresa y nos envuelve dejándonos en ese estado inexplicable que es perfecto, debe ser lo más parecido a flotar sin esfuerzo alguno, sin brisas ni caricias ni aliento, ser algo que no es por su peso nulo.

Eso que se siente con alguna canción inesperada que te lleva a ese lugar perfecto sin definición, perfecto porque dura tan poco, tan poco por todo lo que conlleva necesitar llegar a ese estado, sin preocupación ni posición, supongo que eso debe ser lo más similar a sentirse algo libre, quizás.

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Factor cero

Desde el sur todo no es igual,

es menos vertiginoso que estando cerca

y no tan divertido sin un paisaje recapacitativo con estrellas o pocas nubes,

es más grande, hay más cenizas en mi ventana

hay más cenizas en mi cabeza.

El trabajo atarea su visita nocturna y me confunde

si es la soledad del encierro por la tormenta

o es la tormenta del encierro por la soledad y se torna todo poco visible dentro mío.

Está siendo un sur poco fructuoso, no imagino qué podría llegar a plantar igual,

pero tanto tiempo para pensar que pienso en la vuelta, ansioso.

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