sábado, 24 de enero de 2009

Solos los dos


Ayer, fue por un momento que quedamos solos en casa,
sin nadie que nos grite, sin nadie que nos escuche, sin nadie que nos mire esperando la oportunidad para poder compartir algo.
Las colchas sobre el piso estaban frescas por el ventilador talado para nosotros, después de un arduo trabajo para encenderlo. De fondo María Elena me cantaba lo que fue mi pasado haciendo revoltijos impecables en mi cabeza, sacándome tantas sonrisas como asombros,
mientras nos acomodábamos y jugábamos acostados en las colchas, solos los dos.
El tiempo se detuvo porque lo sentí y lo sintió, luchamos para entendernos y conocernos mirándonos de los pelos a los pies, hablándonos cada uno en su idioma sin que uno supiese qué iba a hacer el otro.
Solo hubo un momento que el celular llamaba tan insistente, me perdí de ese momento, el cual me hizo notar mientras se trepaba por mi pecho y lo besaba, tirones de pelo, tomada de mano o agarrada de la nariz, mostrándome su desesperación por volver a nuestro momento, ahí fue cuando atendí a lo que queríamos, acostados en las colchas, solos los dos.
Tan extensa la batalla que caímos rendidos donde el aire del aparato nos dibujaba una brisa cálida perfecta para un final de tal cansancio.
Cerró los ojos y estiro su mano agarrándose de mi nariz para saber que yo estuviese ahí y no tener miedo. Esa fue la señal de mi de la victoria, el momento maravilloso fulminó y yo, embobado, lo abrazo, sonrío y cierro los ojos aprovechando un nuevo momento tan hermoso como el anterior, echados en las colchas, solo los dos.

martes, 20 de enero de 2009

Una vez

Iba volviendome en un bondi con un amigo
a mi me gusta sentarme del lado de la ventanilla, pero
por cuestiones más fuertes que yo, estaba del lado del pasillito.
Llovía tanto que pareciamos estar en un bote en medio de baibenes
probocados por toda la bronca acumulada de las nubes en verano,
de repente te ví, caminando por pleno urquiza, sin descuidos ni prejuicios
a ese diluvión de gotas frías.., sola.
Hasta que noté que no ibas sola, si no que llevabas a alguien en un cochecito,
quién era?!, miré al piso, pensé y volví la vista..
pero ya no era un cochecito, era una bicicleta extraña de un solo color, entre confución
y desenredo caés (caen) y superando murmullos y chasquidos de algún dedo encantador
atino a gritarle al chofer!.
Te corro, te socorro y recorro. Suspirás y aventás tu frente empapada de lluvia.
-Estás bien?
-Si.
Miro si quien estaba dentro del cochecito también lo estaba. (BUM).
No se si fue un trueno, no se si fue el bondi chocando, no se si fuí yo. Había un nene,
de ojos grandes y oscuros, redondos y tristes..
-No te da lástima, que te quedás ahí?
-No.
Para mi sorpresa no era una cosa, ni tampoco una maroma.., era un bebé,
muy parecido (para no decir igual) a mi recién nacido; y entre tanto ahogo y desahogo
corro al hospital.
No entendí, ni se qué pasó.., solo se que me desperté con una lágrima en cada ojo.

domingo, 18 de enero de 2009

Domingo

Solamente a veces hay
que bajarse un poco del mundo
aunque nadie lo pare,
y dejar tranquilo que las cosas pasen,
tener una visión zepia y esperar
a que un todo se torne bizcoso..
Qué mejor prueba que esta?, para saberme
lo apaciguado que estuvo el suelo, el tiempo y yo.

Compartir una alegría es el doble de alegría,
y compartir una tristeza, es la mitad de la tristeza.

Solamente a veces hay que bajarse un poco del mundo
aunque nadie lo pare.