martes, 20 de enero de 2009

Una vez

Iba volviendome en un bondi con un amigo
a mi me gusta sentarme del lado de la ventanilla, pero
por cuestiones más fuertes que yo, estaba del lado del pasillito.
Llovía tanto que pareciamos estar en un bote en medio de baibenes
probocados por toda la bronca acumulada de las nubes en verano,
de repente te ví, caminando por pleno urquiza, sin descuidos ni prejuicios
a ese diluvión de gotas frías.., sola.
Hasta que noté que no ibas sola, si no que llevabas a alguien en un cochecito,
quién era?!, miré al piso, pensé y volví la vista..
pero ya no era un cochecito, era una bicicleta extraña de un solo color, entre confución
y desenredo caés (caen) y superando murmullos y chasquidos de algún dedo encantador
atino a gritarle al chofer!.
Te corro, te socorro y recorro. Suspirás y aventás tu frente empapada de lluvia.
-Estás bien?
-Si.
Miro si quien estaba dentro del cochecito también lo estaba. (BUM).
No se si fue un trueno, no se si fue el bondi chocando, no se si fuí yo. Había un nene,
de ojos grandes y oscuros, redondos y tristes..
-No te da lástima, que te quedás ahí?
-No.
Para mi sorpresa no era una cosa, ni tampoco una maroma.., era un bebé,
muy parecido (para no decir igual) a mi recién nacido; y entre tanto ahogo y desahogo
corro al hospital.
No entendí, ni se qué pasó.., solo se que me desperté con una lágrima en cada ojo.

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