martes, 3 de marzo de 2009

Pinturas secas y papel molido

Es como otra de esas noches donde la alegría es nuevamente la cumpleañera.
Juntamos ceniceros de todo tipo de color o forma, no importa, mientras mantengamos las cenizas hechas brazas para cada cigarrillo avivado.
Tan agoviante es el mundo real?, como para tener que volar a nuestro planeta de cuatro paredes, blancas por donde la imaginemos. Así es nuestro "ser fliz", sin descaros que se pagan caro los pintamos los días que querramos pintarlos, colores de a dos o de a más, no importa cuántos pintores pongan su firma al pié de tal obra de arte, si no que sea tan feliz como aquel que desliza la primer pincelada.
Cuándo una de esas genialidades fue tétrica o tan oscura como el día común?. NUNCA. Somos tan puros como la risa de un niño sin metas, volamos cometas sin ninguna treta, solo volamos.
Capaces de armar nuestros constantes rompecabezas que nos regala la vida cotidiana, se hacen rayito de sol en el coito entre el papel y el labio, mucho mating de humo en nuestros ojo, pero con una risa imponente que alegraría hasta al más señor gruñón.
Gracias por las novelas de amores casuales, los amores con clave. Amores que mueven tierras y nunca frenan, ruedan y ruedan solo para usarlas como excusas, solo para que pintemos nuevos capítulos con nuevos pinceles, cada cual con su nombre.
No me arrepiento de nada escrito ni de nada pintado, porque lo pintado será escrito y lo escrito será pintado en una pitada de libertad.
Y yo por ello, pintaría toda la vida.


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